lunes, 2 de mayo de 2011

Tanto monta, monta tanto...

Eso fue lo que debió de pensar la propia Isabel la Católica sobre leoneses y castellanos, que vivían en continua lucha por  demostrar quién tenía más poder en sus manos. Debido a esta rivalidad, unos y otros elevaban sobre suelo cacereño torres cada vez más y más altas. 
Si no hubiera llegado Isabel a poner orden en todo esto, quizás la Torre de Babel sería hoy en día el monumento más visitado de todo Cáceres. Pero ella, que era mujer de armas tomar, se cansó de estas disputas y decidió terminar con el conflicto mandando desmochar todas las torres de la ciudad de Cáceres.
Fue como cuando una madre se cansa de ver a sus hijos pelearse por un soldadito de juguete, y se levanta con ímpetu para decir aquello de “ni para uno ni para otro” o aquello otro de “muerto el perro, se acabó la rabia” y esconde el soldadito en lo más alto de una alacena.  Por eso, hoy en día sólo se conservan en pie las torres de la familia de Ovando y la de los Golfines de Arriba (en la foto)….Curioso castigo, sin duda… 

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