domingo, 7 de noviembre de 2010

¿Quieres ser mi hermano?

Uno puede elegir a su pareja, escoger a sus amistades, adoptar un hijo, pero un hermano no se elige, eso te toca (o no). Bueno, eso si eres una persona, claro. En el caso de las ciudades las normas son diferentes, las ciudades se han inventado el concepto de “hermanamiento”. Suena un poco como a aquellas películas que veíamos de pequeños en las que dos niños se hacían “hermanos de sangre” al final del campamento de verano. 


Pero ¿cuándo fue la primera vez que dos ciudades se pidieron en hermandad? No está claro cuál es el auténtico origen. Si bien en 1920 la ciudad inglesa de Keighley y la localidad francesa de Poix-du-Nord realizaron un hermanamiento, frecuentemente se cita a las ciudades de Klagenfurt (Austria) y Wiesbaden (Alemania) como las primeras en hermanarse en 1930. 

Sea cual sea su verdadero origen, no sería hasta después de la Segunda Guerra Mundial cuando empezase a extenderse esta práctica. En el panorama de confusión que dejó la guerra y ante la necesidad de aprender de los errores del pasado, era necesario constituir fórmulas que ayudasen a crear y reforzar lazos de entendimiento entre países. Al principio los hermanamientos se producían entre ciudades europeas, pero muy rápidamente se dieron también hermanamientos transatlánticos. Desde 1989 la Unión Europea apoya estas iniciativas de intercambio cultural con un presupuesto anual que ronda los 12 millones de euros.

Pero lo que más interesante resulta es conocer las razones que llevan a dos ciudades a emparentarse. Entre ellas encontramos una interminable lista: nombres idénticos (Toledo de España y Toledo de EEUU), similitud económica y geográfica (Coruña y Cádiz), historia similar (Madrid y Berlín)… Existen además casos tan curiosos como el de Oviedo (ciudad natal de Fernando Alonso) y Manarello (sede de Ferrari). 

¿A dónde llegará esto de los hermanamientos? En esta  sociedad de la información en la que vivimos, siempre alguien descubrirá una mera casualidad entre dos pueblos (cuyos nombres quizás nunca antes en la Historia figuraron escritos juntos en el mismo renglón) que puede ser considerada por alguien como un dato a resaltar, entonces: ¿acabarán todas las ciudades siendo hermanas? Y, en el caso de las ciudades ¿los hermanos de mis hermanos son mis hermanos? ... ¿son medio-hermanos?... ¿hermanastros? Podríamos seguir formulándonos preguntas y preguntas...Podéis consultar más abajo las ciudades españolas hermanadas, seguramente os sorprenda más de un parentesco.


lunes, 1 de noviembre de 2010

Tales de Mileto...el primer ser humano completo

Hasta Tales de Mileto (639-457 a.C.), el ser humano vivía abandonado a los caprichos de los dioses. Las guerras, las tormentas y la inspiración artística eran sólo fruto de la belleza de Afrodita, de la ira de Zeus o de los caprichos de Calíope. Él escribió un antes y un después en la historia de las civilizaciones al echar una primera visión racional sobre el universo, lo que le mereció el título de primer filósofo de la historia. 

Se formuló la clásica pregunta que a todos nos ha inquietado desde pequeños "¿de dónde venimos?" y para responderla se basó en lo que percibía al observar el mundo. Él veía cómo las aguas del río Nilo crecían y cómo al retirarse aparecían cosechas, ranas y reptiles...por lo tanto no había duda ¡el agua era la causa primera!. 

Puede que su respuesta  hiciese reír a cualquier ser humano de hoy en día. Pero es indiscutible el mérito de intentar extraer una conclusión de una serie de premisas, de intentar romper con el halo supersticioso que envolvía al planeta, de buscar explicaciones a lo inexplicable.

Además de ser el primer filósofo de la historia, creó una escuela de filosofía y fue un auténtico experto en álgebra, geometría y física. Quizás su hazaña más conocida fue la de predecir un eclipse solar. Pero, además, fue capaz también de calcular la altura de las pirámides a partir de las sombras que éstas proyectaban cuando medían lo mismo que él. Y fue quien dividió el año en 365 días y en estaciones. 

Por ello, y aunque fue un mero Homo sapiens sapiens más, al igual que todos los que lo venían precediendo desde el Paleolítico y todos los que lo sucederíamos hasta el día de hoy, fue el primero en poner en pleno funcionamiento lo que por definición caracteriza al ser humano: la capacidad racional.