martes, 19 de abril de 2011

¡Atención: El FBI necesita ayuda!

Ahora resulta que el FBI pide ayuda para descifrar una especie de jeroglífico que trae a sus agentes por la calle de la amargura desde hace 12 años. Se trata de una nota encriptada hallada del bolsillo del cadáver de un expresidiario muerto en extrañas circunstancias en 1999.


Yo le he echado un vistazo, pero siendo como soy un auténtico desastre, comprenderéis que los jeroglíficos nunca han sido lo mío. Aún recuerdo una fuerte disputa con mi profesora de 1º de Primaria por culpa de un curioso ejercicio basado en resolver un jeroglífico. Quizás ahí, ya a mis 5 años, comprendí que hablar a medias nunca se me daría bien. Por eso, me especialicé en hablar claro….o en callármelo todo (según el caso).

Pero bueno, si a algunos de vosotros se le da bien el mundo de lo ininteligible que se ponga las pilas…. ¡que a lo mejor no vuelve a tener a su alcance una oportunidad de colaborar con el FBI! ¡Y tal y como está el panorama laboral…no hay que desaprovechar oportunidades, señores!

miércoles, 13 de abril de 2011

Ich verstehe nicht...



En la sección de Sociedad de El País del 6 de abril, Bernardo Marín escribe un interesante artículo sobre el anumerismo y sus perjudiciales consecuencias en nuestra rutina diaria. Me lo leí de cabo a rabo, las curiosidades matemáticas siempre me han apasionado. Pero al llegar al siguiente fragmento me sentí profundamente atormentada.

“El concursante de un programa de televisión se enfrenta a la prueba final, en la que hay tres puertas. Detrás de una de ellas hay un coche, y tras las otras dos, nada. Elige una y el presentador ordena abrir alguna de las otras dos, siempre una sin premio. Entonces, tienta al concursante: "¿Desea cambiar de puerta?". La intuición nos dice que da igual, que tendremos un 50% de probabilidades de acertar. Pero no es así. Si nos quedamos en la misma solo tendremos una probabilidad de 1/3 (33%) de conseguir el premio, igual que al principio. Pero si cambiamos, la probabilidad de obtener el coche será de 2/3: seremos ganadores siempre que nuestra primera opción no fuera la correcta. Y partíamos con un 66% de probabilidades de equivocarnos.”

No lo entiendo….al fin y al cabo quedarse con la misma puerta es también una opción, por lo que la puerta que has elegido vuelve a entrar en juego con las mismas posibilidades que las demás… Eso es lo único lógico que se me ocurre, pero se ve que no es cierto. Y es tal la angustia que me produce no ser capaz de entender el misterio de las puertas que aquí estoy retomando el blog tras varios meses de ausencia… ¿Será que soy anumerista? ¿Estoy expuesta a a acabar buscando mi porvenir en las carreras de caballos? ¿No debería presentarme nunca a un concurso televisivo de azar? ¿Me olvido de ganar un coche? ¿Creo un grupo en facebook llamado “Soy anumerista, y qué”. ¿Soy realmente anumerista? En todo caso, mi anumerismo ha servido para algo: para volver a abrir el particular cajón de este completo desastre. Y es que bien es sabido que “no hay mal que por bien que no venga”.