miércoles, 4 de mayo de 2011

Berlín


En Berlín todo impresiona: lo que se ve, lo que te cuentan y lo que se imagina.
Berlín no sólo es el pasado. No sólo es el Muro, ni la historia de la ciudad, ni el esfuerzo inútil de intentar imaginar la angustia de vivir allí en aquel entonces.

Berlín no sólo son todos los soñadores que se van allí con la ilusión de lograr una oportunidad, no sólo son los sonidos del metro, ni los vendedores de salchichas bajo su sombrilla naranja, ni las largas e imposibles colas para entrar en Panorama.

Berlín no sólo es Berlín, es una forma de vida. Es la propia fuerza de cambio transformada en una superficie que se puede medir en kilómetros cuadrados. 

No sé si alguien habrá intentado medir las dimensiones del Edén, seguro que hay por ahí algún experto en temas imposibles tratando de averiguar cómo de grande sería el jardín de Adán y Eva. Como cuando calcularon que la temperatura del infierno debía de ser 444ºC. Yo, así, a ojo de buen cubero, apuesto a que el jardín de Adán y Eva debía de medir aproximadamente 892 km²…¿Mordemos la manzana? ¿Vivimos Berlín?

2 comentarios:

  1. Eso, eso: pero...¿cómo de grande?
    Mónica, mis ojos están llenos de lágrimas que nunca caerán por el miedo a creer que no volveré a vivir nunca Berlín...
    Sigue escribiendo, soy adicta a tus textos. Pienso retwittear y compartir tus palabras en todos los medios que pueda.
    Soy tu FAN.

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  2. Lo de "cómo de grande" es claramente un guiño a mis queridos Vendidos ;) Ayy, Caty...qué cositas me dices... :) Sabes q escribir esta entrada nunca hubiera sido posible sin ti y aquel curso en Santiago, así que mil gracias! no sólo por tus piropos, sino tb por arrastrarme a la aventura :) Retoma el mundo del blog, Caty!! yo sé que tienes mucho que decirle al mundo :)) Y q esas lágrimas no caigan, habrá 2ª parte, no sé cuándo ni cómo de larga...pero la habrá ;)

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